La habitación que Cristina eligió para vestirse y maquillarse en el Parador De Chinchón tenía una enorme bóveda y estaba perfectamente iluminada por un gran ventanal. Su vestido de novia quedaba ideal colgado en la impresionante cama de forja y su zapatos contrastaban a la perfección con los murales de papel que había pintados en la alcoba. ¿Qué más pueden pedir unos fotógrafos? La ceremonía, en La Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, nos permitió contemplar Chinchón desde lo alto y dar un paseo despues por sus empedradas y empinadas calles durante la sesión de pareja.
La última foto, al anochecer, junto a la piscina del patio interior del Parador fue un fin de fiesta de lo más romántico.
Segundo fotógrafo:Alex Casas
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